Cuando nuestra mirada es pura, entonces la mente es guiada por el Ser y
se experimenta el Cielo en la Tierra. En ese estado, tus sentidos
(extrasensoriales) se agudizan, observas cómo cada partícula del Universo su
propia luz emite,.... tus ojos se pierden en unos horizontes sin límites,....
puedes llegar a ver escenarios sorprendentes.... enormes playas de arena
blanca... exuberantes paisajes vírgenes pletóricos de luz... ríos de aguas
calmadas y brillantes, que cuando nadas en ellos sientes una sensación de
bienestar indescriptible,... el cuerpo es tan liviano que no se siente,...
flotas, vuelas... y a nivel mental sientes que eres conocedor de la Sabiduría
del Cosmos... te sientes unido a la Totalidad... tienes la sensación de que lo
sabes todo (sin un ápice de prepotencia), sólo sientes paz, gozo, dicha,
felicidad,...
Yo aquí no entro a juzgar si eso que se ve es real o no, sólo digo que
esas visiones están al alcance de todos los que son puros de corazón. Esto es
un hecho como experiencia transpersonal y desde un punto de vista empírico (no
científico).
No me gusta hablar de "niveles" ni de "conseguir",
pues esas palabras derivan de nuestros egos insatisfechos.
Mediante determinadas prácticas (autoobservación, meditación en la
realidad,...) se pueden adquirir habilidades psíquicas como sueños lúcidos,
viajes astrales y otras videncias, pero si uno tiene su consciencia nublada por
el ego, al desarrollar dichas experiencias se moverá por dimensiones sombrías. Si
en cambio, las tienes siendo guiado por la mente supraconsciente (por el Ser)
los escenarios y las sensaciones y emociones que experimentará serán infinitas
y luminosas (en su sentido metafórico y literal).
Por lo tanto, en las experiencias oníricas (sueños proféticos, sueños
lúcidos, viajes astrales, etc.) y en las meditativas (intuiciones, corazonadas,
visiones,...), usualmente ves no lo que quieres, sino lo que te permiten
ver.
Cuando uno piensa y actúa correctamente de acuerdo al mundo del Espíritu
(no a las leyes humanas), entonces devienen hechos sincrónicos que de forma
fácil te conducen al encuentro de personas y situaciones que te acercan a tus
objetivos (sobretodo si éstos están alineados con tu Misión).
Todas las facultades de Videncia habitualmente son regalos que no se
piden ni se buscan, sino que nos son concedidos por llevar una vida colmada de
satisfacción, alegría, amor incondicional, compasión y gratitud. Esos regalos
al igual que nos son concedidos, nos pueden ser retirados cuando nos apartamos
del camino recto.
Así pues, lo que uno puede llegar a ver no depende de su voluntad
egoíca, sino que uno ve aquello que le es permitido ver en virtud de su
pureza.
Todo lo dicho es aplicable para las personas de a pie, así como para los
grandes genios.
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