viernes, 10 de enero de 2014

COMO DESARROLLAR EL DON DE LA VIDENCIA

Cuando nuestra mirada es pura, entonces la mente es guiada por el Ser y se experimenta el Cielo en la Tierra. En ese estado, tus sentidos (extrasensoriales) se agudizan, observas cómo cada partícula del Universo su propia luz emite,.... tus ojos se pierden en unos horizontes sin límites,.... puedes llegar a ver escenarios sorprendentes.... enormes playas de arena blanca... exuberantes paisajes vírgenes pletóricos de luz... ríos de aguas calmadas y brillantes, que cuando nadas en ellos sientes una sensación de bienestar indescriptible,... el cuerpo es tan liviano que no se siente,... flotas, vuelas... y a nivel mental sientes que eres conocedor de la Sabiduría del Cosmos... te sientes unido a la Totalidad... tienes la sensación de que lo sabes todo (sin un ápice de prepotencia), sólo sientes paz, gozo, dicha, felicidad,...


Yo aquí no entro a juzgar si eso que se ve es real o no, sólo digo que esas visiones están al alcance de todos los que son puros de corazón. Esto es un hecho como experiencia transpersonal y desde un punto de vista empírico (no científico).


No me gusta hablar de "niveles" ni de "conseguir", pues esas palabras derivan de nuestros egos insatisfechos. 


Mediante determinadas prácticas (autoobservación, meditación en la realidad,...) se pueden adquirir habilidades psíquicas como sueños lúcidos, viajes astrales y otras videncias, pero si uno tiene su consciencia nublada por el ego, al desarrollar dichas experiencias se moverá por dimensiones sombrías. Si en cambio, las tienes siendo guiado por la mente supraconsciente (por el Ser) los escenarios y las sensaciones y emociones que experimentará serán infinitas y luminosas (en su sentido metafórico y literal). 


Por lo tanto, en las experiencias oníricas (sueños proféticos, sueños lúcidos, viajes astrales, etc.) y en las meditativas (intuiciones, corazonadas, visiones,...), usualmente ves no lo que quieres, sino lo que te permiten ver. 


Cuando uno piensa y actúa correctamente de acuerdo al mundo del Espíritu (no a las leyes humanas), entonces devienen hechos sincrónicos que de forma fácil te conducen al encuentro de personas y situaciones que te acercan a tus objetivos (sobretodo si éstos están alineados con tu Misión). 


Todas las facultades de Videncia habitualmente son regalos que no se piden ni se buscan, sino que nos son concedidos por llevar una vida colmada de satisfacción, alegría, amor incondicional, compasión y gratitud. Esos regalos al igual que nos son concedidos, nos pueden ser retirados cuando nos apartamos del camino recto.


Así pues, lo que uno puede llegar a ver no depende de su voluntad egoíca, sino que uno ve aquello que le es permitido ver en virtud de su pureza. 


Todo lo dicho es aplicable para las personas de a pie, así como para los grandes genios. 

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